Dolor de Benedicto XVI por el fallecimiento del cardenal Lustiger
Fue arzobispo de París
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 6 agosto 2007.- Benedicto XVI ha expresado en un mensaje su dolor por el fallecimiento, este 5 de agosto, del cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo emérito de París, a los 80 años.
En un telegrama firmado por él mismo y enviado este lunes a su sucesor, el arzobispo André Vingt-Trois, el Papa deplora la muerte de «esta gran figura de la Iglesia en Francia».
El cardenal Lustiger había ya anunciado en octubre de 2006 a los sacerdotes de su diócesis la «enfermedad grave» que le llevaría a la eternidad.
El purpurado nació en el seno de una familia de comerciantes judíos de origen polaco el 17 de septiembre de 1926 en París que le dio por nombre Aaron. Pidió el bautismo en 1940, con 14 años, escogiendo el nombre de Jean Marie. Su madre y algunos familiares fueron deportados en 1942 al campo de exterminio nazi de Auschwitz, donde perecieron.
Tras ser ordenado sacerdote en 1954, en la capital francesa, fue durante 15 años capellán de los estudiantes de la Sorbona.
En su mensaje, el Papa recuerda esos años, constatando que mantendría para el resto de su ministerio sacerdotal y episcopal su «preocupación por los jóvenes».
Fue después párroco en varias parroquias de París hasta que Juan Pablo II le nombró obispo de Orleáns en 1979. El 31 de enero de 1981 el mismo Papa Karol Wojtyla le nombraba arzobispo de París, cargo que mantuvo hasta el 11 de febrero de 2005.
«En las comunidades que le fueron confiadas, contribuyó a desarrollar el compromiso misionero de los fieles y se dedicó en particular a renovar la formación de sacerdotes y laicos», constata el Papa en su telegrama.
«Doy gracias al Señor por su ministerio episcopal, guardando el recuerdo de este pastor apasionado por la búsqueda de Dios y por el anuncio del Evangelio al mundo», añade el pontífice.
Aludiendo a su origen judío, el Papa constata que «se entregó generosamente para promover relaciones cada vez más fraternas entre cristianos y judíos».
«Intelectual clarividente, supo poner sus talentos al servicio de la fe para hacer presente el Evangelio en todos los campos de la vida de la sociedad», afirma el obispo de Roma quien imparte su bendición a todos los que participarán en sus exequias. ZENIT
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 6 agosto 2007.- Benedicto XVI ha expresado en un mensaje su dolor por el fallecimiento, este 5 de agosto, del cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo emérito de París, a los 80 años.
En un telegrama firmado por él mismo y enviado este lunes a su sucesor, el arzobispo André Vingt-Trois, el Papa deplora la muerte de «esta gran figura de la Iglesia en Francia».
El cardenal Lustiger había ya anunciado en octubre de 2006 a los sacerdotes de su diócesis la «enfermedad grave» que le llevaría a la eternidad.
El purpurado nació en el seno de una familia de comerciantes judíos de origen polaco el 17 de septiembre de 1926 en París que le dio por nombre Aaron. Pidió el bautismo en 1940, con 14 años, escogiendo el nombre de Jean Marie. Su madre y algunos familiares fueron deportados en 1942 al campo de exterminio nazi de Auschwitz, donde perecieron.
Tras ser ordenado sacerdote en 1954, en la capital francesa, fue durante 15 años capellán de los estudiantes de la Sorbona.
En su mensaje, el Papa recuerda esos años, constatando que mantendría para el resto de su ministerio sacerdotal y episcopal su «preocupación por los jóvenes».
Fue después párroco en varias parroquias de París hasta que Juan Pablo II le nombró obispo de Orleáns en 1979. El 31 de enero de 1981 el mismo Papa Karol Wojtyla le nombraba arzobispo de París, cargo que mantuvo hasta el 11 de febrero de 2005.
«En las comunidades que le fueron confiadas, contribuyó a desarrollar el compromiso misionero de los fieles y se dedicó en particular a renovar la formación de sacerdotes y laicos», constata el Papa en su telegrama.
«Doy gracias al Señor por su ministerio episcopal, guardando el recuerdo de este pastor apasionado por la búsqueda de Dios y por el anuncio del Evangelio al mundo», añade el pontífice.
Aludiendo a su origen judío, el Papa constata que «se entregó generosamente para promover relaciones cada vez más fraternas entre cristianos y judíos».
«Intelectual clarividente, supo poner sus talentos al servicio de la fe para hacer presente el Evangelio en todos los campos de la vida de la sociedad», afirma el obispo de Roma quien imparte su bendición a todos los que participarán en sus exequias. ZENIT
Etiquetas: Benedicto XVI, Internacional
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