miércoles, 27 de diciembre de 2006

Visitando a Jesús

Últimamente me ocurren cosas que no entiendo del todo, que me desconciertan.
Por algún motivo pareciera que Jesús nos pide orar, con más insistencia, con mayor fervor.
Nos llena de una alegría interior, tan suya, ten secreta, que acompaña la necesidad de oración.
En esos momentos cierro mis ojos y me traslado con el corazón a una capilla y le visito
en el Sagrario.
De rodillas oro. Y le pido tantas gracias. Por las almas benditas del purgatorio. Por las familias. Por los niños que sufren las divisiones de sus padres. Por los buenos sacerdotes, para que les haga santos.
Verdaderamente siento que he estado allí, a los pies del Maestro, acompañándolo, hablando con él, escuchando sus dulces palabras.
Y es que nada da tanta paz al alma que visitar a Jesús en el Sagrario.
Te arrodillas frente a él. Lo miras y él te ve. Conoce tus inquietudes, sabe por qué sufres, lo que necesitas y lo que te hará feliz.
De un tiempo para acá, hago estas visitas silenciosas al Sagrario. Se diría que estoy un poco loco. Pero qué importa. Bendita locura que nos acerca al Maestro.
Un Jesús, que invita y llama. Y nos espera con ternura y amor.

Por: Claudio de Castro

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