martes, 21 de marzo de 2006

Presencia de Dios


No imaginas la ilusión que tenía por escribirte.
Sé que tu vida, en ocasiones, no es fácil. ¿Quien tiene una vida sencilla? La cruz nos acompaña. Los problemas no faltan.
Sin embargo, el buen Dios siempre ha sabido compensar tus esfuerzos, dándote la gracia, las fuerzas, la alegría de vivir.
Le complace saber que lo buscas.
Es un Padre amoroso y bueno.
Te cuida.
Te consiente.
Te conoce mejor que nadie.
¿Piensas que nadie te ama?
Dios te ama… desde la eternidad.
Suelo decir que si Dios tuviera otro nombre, le llamaría ”Ternura”.
Tengo la certeza que Dios ha estado presente en todos los momentos de tu vida, acompañándote, velando por ti; llevándote de la mano como a un niño pequeño. Dios nunca te abandona.
¿Has sentido alguna vez su presencia amorosa?
Es como un suave aleteo en el alma.
Sabes que es Él.
Dios que pasa.
Y te deja una paz inimaginable.
Una alegría inmensa.
Un amor que se desborda.
Quedas con ansias de conocerlo más y vivir en su cercanía.
Recuerdo con afecto aquél amigo mío al que encontré un día en la Iglesia.
—Hace mucho que no vengo -reflexionó.
Miró a su alrededor y dijo admirado.
—Se respira una gran paz.
—Por eso que vengo, siempre que puedo —le respondí—. Es la paz que sólo Dios nos puede dar.
Ten presencia de Dios en tu vida.
Anhelos de eternidad.
Sé luz que ilumina el camino.
Lleva esperanza a los demás.
Sé un hijo para Él.
Y vive sumergido en su Amor, cada día de tu vida.
Emprende ahora tu camino.
Dios te espera.
Por: Claudio de Castro