lunes, 13 de febrero de 2006

El embajador


El Alcalde de La Coruña, el socialista Francisco Vázquez, ha sido nombrado Embajador de España ante la Santa Sede. El nombramiento ha dado pie a distintas interpretaciones: un modo de alejar a un compañero incómodo a la hora de legislar sobre los Estatutos de Autonomía; una forma de no hacer sombra al Presidente Pérez Touriño; o un intento de Zapatero de mejorar las relaciones con la Iglesia. ¡Quién sabe!
Sea lo que sea, el personaje resulta curioso. Un alcalde muy votado, que revalidaba mayoría tras mayoría. Un socialista con voz propia, sin sumisiones a la disciplina de partido. Y un católico que no oculta su condición en tiempos de vergonzantes silencios, so pretexto de respetar la aconfesionalidad del Estado.
Francisco Vázquez no ha dudado a la hora de manifestar su disconformidad con leyes injustas, como la del aborto o la del matrimonio entre personas del mismo sexo.
En una reciente entrevista ha declarado: "El tema del aborto excede a la propia fe o compromiso religioso. Como muchos compañeros que no lo han aceptado, yo lo planteo desde una visión laica y entiendo que vulnera el derecho a la vida. Y creo además que la izquierda históricamente siempre estuvo comprometida con la protección del más débil. La izquierda ha defendido la igualdad de la mujer, la integración racial, y en este caso, el aborto es un acto violento contra el más débil, el que no tiene capacidad de defensa".
Uno se pregunta, leyendo estas palabras del Embajador, por qué, si es cierto que la izquierda se compromete con los débiles, tiende a identificarse la defensa de la vida, incluida la vida de los no nacidos, con posturas conservadoras. Parecería normal que, en este tema, como en otros temas fundamentales, se llevase a la práctica una especie de "transversalidad", en conformidad con la cual los políticos fuesen fieles al dictado de su conciencia, independientemente del partido en el que militan.
En todo caso, le deseamos al nuevo Embajador suerte en su gestión. Ojalá que España despierte de esta especie de marasmo laicista y los católicos no sientan reparo a pensar y a actuar como tales cuando llega el momento de ejercer responsabilidades políticas.
Guillermo Juan Morado